Movimiento estudiantil
Aunque su protagonismo social se
da en la década de los 70, en la actualidad se mantienen dos estructuras
de notable potencialidad: la FESE como representante de los estudiantes
de secundaria y la FEUE en el ámbito universitario.
Ambas
estructuras estudiantiles han sido fuertemente golpeadas por el
oficialismo en los últimos años, aunque mantienen una importante
capacidad de movilización, estando sus organizaciones más importantes en
la órbita política del MPD.
En términos generales, los
movimientos juveniles, ya sean de estudiantes o no, se mantienen como la
base para el reclutamiento de militantes activos, con capacidad de
articulación común y manejo de Tecnologías Información y Comunicación, y
relaciones con movimientos antiglobalización de otras partes del
planeta.
El actual proceso de reformas en el sistema educativo y la
enseñanza superior hace que esté por verse como se reformulará la
capacidad de acción de estas organizaciones. Sin embargo, aun es
constatable su capacidad de acción y visibilización, tanto en las
temáticas que abarcan estrictamente a su sector como en otro tipo de
reivindicaciones de carácter más general.
Movimiento indígena
Partimos
de la premisa que a pesar de la crisis que atraviesan las
organizaciones indígenas, este sigue siendo el movimiento social más
importante del país, y su centralidad es claramente identificable como
eje sobre el cual orbitan otras múltiples organizaciones sociales de
índole diversa.
El desencuentro entre el régimen correísta y la
CONAIE (principal organización del movimiento indígena) se agudizó a
partir de la aprobación de la Ley de Minería, lo cual sumado al
conflicto en torno a la Ley del Agua, supuso el desenlace de múltiples
movilizaciones sociales en los últimos tres años.
En la Sierra
Central se visualiza con claridad la existencia de movimientos
impulsados desde el gobierno que buscan la división en la ECUARUNARI,
columna vertebral de la CONAIE, a través de la captación de líderes
históricos y políticas clientelares aplicadas sobre determinadas
comunidades.
De forma paralela, la firma de conflictivos convenios de pax social
entre el Ministerio Coordinador de la Política y determinadas
organizaciones amazónicas muestran la capacidad de incidencia
gubernamental sobre algunos dirigentes locales. La gravedad del asunto
gira en torno al distanciamiento entre determinadas dirigencias y sus
bases, lo cual genera un problema serio para la debida articulación del
movimiento indígena en la Amazonía.
FERNANDA TORRES
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